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PANAMÁ. Miles de ciudadanos participaron hoy en Panamá en una limpieza de playas con el objetivo de darle visibilidad al grave problema medioambiental de la contaminación de los océanos, y crear conciencia sobre la importancia de reducir el consumo de plásticos y hacer una buena disposición de los residuos.
“¡Rápido, necesitamos más manos para levantar esta red!”, grita un joven que no llega a la veintena mientras, empapado en sudor y junto a un grupo de amigos, trata de meter en un contenedor una gigantesca red de pesca abandonada.
Es una escena que se repite cada año desde hace más de dos décadas en 70 playas de la capital panameña y de las provincias interiores de Darién, Veraguas y Coclé, y en la que participan organizaciones medioambientales, instituciones públicas y grandes empresas.
La directora de Educación Ambiental de la ONG Asociación Nacional para la Conservación de la Naturaleza (ANCON), Jenny Echevarría, explicó a Efe que hay cuatro grandes ríos que recorren la ciudad de norte a sur y que terminan arrastrando todo tipo de residuos hasta su desembocadura en la Bahía de Panamá.
“Hemos encontrado lavadoras, refrigeradoras, llantas (ruedas), juguetes, piezas de auto, zapatos, juguetes, vidrios y principalmente botellas de plástico. Tenemos un grave problema con el plástico en Panamá. La gente no entiende el daño que provoca botar una botella de plástico al suelo”, denunció la activista,
La ONU estima que cada año se vierten en los mares ocho millones de toneladas de plástico, lo que equivale a verter un camión lleno de plástico al minuto, y que anualmente mueren 1 millón de aves y 1.000 tortugas marinas como consecuencia de esta contaminación.
De acuerdo con datos de la Alcaldía de Panamá, el 19 por ciento de los residuos que se manejan en el relleno sanitario que atiende a la capital y sus alrededores son plásticos. Solo los desechos orgánicos representan una mayor cuantía (30 por ciento).
Panamá aprobó el pasado enero una ley pionera en Centroamérica, que entrará en vigor en enero de 2019 y que prohíbe el uso de bolsas de plástico desechable en cualquier tipo de establecimiento comercial.
El Parlamento del país centroamericano también va a empezar a discutir una iniciativa para regular el uso del poliestireno expandido, un plástico conocido en Panamá como “foam”, que se utiliza principalmente como envase de comida.
“Cada año recolectamos entre 60 y 90 toneladas de basura, pero esto es solo un parche. En el momento en que vuelva a subir la marea, las playas van a lucir igual de sucias. La basura se está comiendo nuestros mares y está afectando a un ecosistema esencial para nosotros: los manglares”, lamentó la activista.
Los manglares, apuntó, ocupan solo el 1 % de la superficie total de los bosques tropicales de todo el mundo, pero absorben hasta cinco veces más de dióxido de carbono. Estos bosques, además, juegan un papel fundamental en el ciclo de vida de algunos peces o crustáceos y protegen a la costa de la erosión, agregó Echevarría.
Panamá, con cerca de 180.000 hectáreas de manglares, es uno de los países de Centroamérica que tiene más bosques azules, pero desde los años 70 ha perdido más del 50 por ciento de los mismos, según datos oficiales.
“Nos dividimos en grupos y hacemos una cadena humana. Ellos meten los residuos en bolsas, apuntan de qué tipo son y nos dejan las bolsas para que nosotros las llevemos a los contenedores”, contó a Efe Sandro Díaz, un voluntario que participó en la limpieza de la playa de Costa del Este, un exclusivo barrio de la capital panameña donde desembocan dos de los ríos más caudalosos.
“Cuando voy los sábados a la playa y me estoy bañando, tengo que apartar las botellas de plásticos y las envolturas de papitas. Es una pena”, añadió su compañero Josué Mirá.
La ONU calcula que, de seguir así las cosas, en el año 2050 habrá más plásticos que peces en los océanos. EFE/María M.Mur
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